LAS TESIS DE GRADO.

Marcías Martínez

 Al iniciar este artículo es conveniente dejar constancia de que las tesis de grado son una excelente demostración de la capacidad del graduando para ejercer la profesión. En algunos países se exige que, al terminar el postgrado, el que concluye las exigencias de la universidad respectiva, publique – con un artículo técnico – un resumen del trabajo realizado, con lo cual el profesional empieza a darse a conocer en el medio, porque  la revista o institución que acepta el trabajo, somete a la consideración de otros conocedores del tema la importancia y la validez universal de la publicación.

Ahora bien, al tratar de publicar el resumen de la tesis de grado, aparecen situaciones que ponen al descubierto una realidad para la cual no hay condiciones de igualdad entre los diferentes países, por los nombres y reconocimientos de los respectivos autores. La evolución que los medios de comunicación han experimentado en los últimos años, generan  procedimientos que nos llevan a pensar que – en  este aspecto – se han producido muchos cambios que deberíamos considerar y que pudieran conducirnos a utilizar en América Latina, citada a título de ejemplo, otros medios de comunicación que nos hagan más fácil publicar lo nuestro y promover el desarrollo. 

A manera de ejemplo puedo citar lo que sucedió con una investigación hecha por representantes de varias universidades de Venezuela sobre el Relámpago del Catatumbo. El trabajo fue muy bueno, pero faltaron las conclusiones más relevantes, en razón de lo cual hice algunas consideraciones sobre el tema que – a su vez – publiqué en mi página web. Posteriormente los profesores de la Facultad de Ciencias de LUZ, me informaron que la receptividad y el impacto del trabajo habían sido muy superiores, gracias a la publicación de la página web, siendo que no se trataba de una revista de reconocido nivel científico.

Otro factor limitante del progreso de la investigación en América Latina y – obviamente – el poco reconocimiento que se otorga por las tesis de grado y las publicaciones técnicas,  es el apoyo, casi insignificante,  que se le da entre nosotros al trabajo científico. Los que se dedican a la investigación no ganan lo suficiente para mantener a sus respectivas familias y finalmente terminan abandonando los laboratorios, excepto los que tengan la suerte de ser reconocidos en otras países, donde se promueva la investigación. Tal vez esto ha  hecho que los jóvenes no tengan interés en utilizar su tiempo para hacer una buena tesis  y terminan pagándole a alguien para que les hagan el trabajo, un procedimiento que – además – no es recomendable.

A esto se les suman las dificultades para conseguir profesores que dirijan a los estudiantes que se disponen a hacer su tesis de grado.

Sin que esto se  interprete como un desprecio al nivel científico, yo hice varios intentos para que las tesis fueran productos que contribuyeran a mejorar la calidad de vida de nuestro pueblo. Con lo cual se promovía la necesidad de que las tesis de grado sirvieran para promover nuestro desarrollo y satisfacer las necesidades propias y no necesariamente para competir con otras culturas.

En mi caso particular y – por cuanto había logrado configurar un laboratorio de cromatografía de alto nivel – decidí dirigir a los muchachos al desarrollo de trabajos de fin de curso que les demostraran al nivel gerencial la importancia de la universidad y promoví  varios trabajos con los cuales los ingenieros recién graduados no tuvieran que buscar un empleo, sino que instalaran su propia empresa y diseñaran productos que – además de proporcionarles buenas ganancias – mejoraran la calidad de vida de nuestro pueblo.

Un participante logró hacer – con 30 dólares c/u. las lámparas de gas, que yo había comprado por USD 90,00, pero el mechero de la lámpara lo hacíamos con dos dólares y la universidad pagaba 25 dólares por cada uno.

Otro participante hizo un proceso continuo para hacer arepas y – en poco tiempo – apareció una arepera muy mejorada, con respecto a la que nosotros habíamos hecho: la tostiarepas.

En otra ocasión, visitando un museo en los Estados Unidos de América, los americanos tenían una odoroteca, para darles a los productos que tenían el olor específico de la época en la cuales habían sido utilizado los objetos. Y terminé produciendo, con una tesis de grado, un sistema para eliminar los malos olores que se concentran en los sitios cerrados. Adicionalmente, comprobamos que, haciendo circular el aire del ambiente, por una especie de pecera llena de glicol (TEG), se morían todos los microorganismos que estuvieran en el aire del ambiente. Era un equipo extraordinario para los quirófanos.

Quizás lo más importante fue producir proteínas a base de petróleo, porque encontramos microorganismos que se alimentaban con gasoil, sólo que después supimos que los hidrocarburos son o pueden ser cancerígenos, en razón  de lo cual paramos los trabajos. 

Estando en el Oriente del País, observé que las tortas de cazabe las producían de un tamaño inmanejable, y  propuse en un artículo que se fabricaran con el tamaño de las galletas de soda y – al poco tiempo – vi los productos en el mercado. Yo había logrado mi objetivo, pero – en la universidad – todos los críticos me querían matar porque estaba desprestigiando la investigación, solo que nunca se pusieron de acuerdo en cómo acabar con el desastre que Marcías Martínez estaba haciendo.

En el fondo, el problema no está en la intención de algunos profesionales de mejorar la calidad de vida de nuestra gente, sino que - los demás  - no les permiten hacer el trabajo.

 

 

 

 

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