Gas, solamente gas y nada más que gas.
Marcías j. Martínez.
Nunca estarán sobrando unas cuantas dosis de academicismo en las páginas de un periódico. Al oír a algunos supuestos líderes hablando sobre esta materia, es difícil quedarse callado y no enviar algunas notas orientadoras a mis lectores. Permítanme explicarlo de esta manera: si hoy no fuera posible vender más el petróleo y pudiéramos ofrecer nuestro gas, estaríamos desarrollando una potencialidad energética tanto o más fuerte que la que se inició el 31 de julio de 1.914 al perforar el Zumaque No 1.
Todavía Venezuela no ha comenzado a buscar el gas natural. Lo que se ha conseguido hasta ahora, en cierto modo, ha sido por coincidencia y, además, al encontrarlo el hombre no lo supo valorar. A pesar de lo mucho que ha visto, el venezolano todavía tiene la falsa concepción de que el gas es un subproducto. Y lo peor del asunto es que los interesados en hacerse de esta energía, barata y limpia, pretenden clasificarlo como algo desechable, sin valor, para continuar ordeñando a la pobre Venezuela.
Si les quisiera dar alguna cifra representativa de por qué no hemos empezado a buscar el gas natural, les diría que en nuestra historia hemos perforado más de treinta y cinco mil pozos de petróleo y solamente unos 300 de gas. Es evidente que no se ha iniciado un verdadero programa de exploración y explotación del gas natural.
¿Para qué se usa esta mezcla de hidrocarburos?
Como elemento energético se utiliza de manera directa o se convierte a otros tipos de energía. Por ejemplo, la producción de electricidad. Analicemos la necesidad del fluido eléctrico en todas las manifestaciones de la vida diaria y, de manera automática, se aceptará la importancia del gas natural. Éste se emplea en sustitución de la gasolina de motor. Con este combustible los motores duplican su vida útil. Eso quiere decir que si en lugar de la gasolina utilizáramos el gas, nuestros vehículos durarían el doble del tiempo sin reparaciones.
Para ese propósito, podemos mencionar dos alternativas: la primera y más antigua es el uso del gas licuado. Con expresiones sencillas, diría que son las bombonas que se utilizan en las casas cuando no llega gas directo, las cuales se ubican en la maletas de los automóviles, desde donde, a través de una tubería, el gas llega al carburador. Allí se inyecta para hacer mover la unidad. Desde hace muchos años, en el oriente del país (Anaco, San Tomé) existían estaciones de suministro, en las cuales cada cliente se surtía el combustible. No había bomberos en la estación. La persona coloca su tarjeta de crédito, se despachaba el gas licuado y, al completar el trabajo, se retiraba. En los muchos años que este servicio ha sido utilizado no se reportaron accidentes. Esto simplemente indica cuán sencilla es la operación de surtir a los vehículos con gas, en lugar de hacerlo con gasolina.
El gas natural que llega por las tuberías también se utiliza en el automovilismo. En ese caso, se comprime a 3000 libras por pulgada cuadrada, se almacena en una bombona de alta presión y se conduce hasta el carburador colocándole reguladores de presión. El suministro es exactamente igual a lo que se hace al poner gasolina. Este combustible gaseoso tiene, a su vez, la ventaja de que no contamina el ambiente, como ocurre con el plomo de las gasolinas.
Hace algunos días apareció una nota en los periódicos donde se informaba que el contenido de plomo en la sangre de los zulianos, especialmente en los niños, está por encima del nivel permitido. Este problema tiene una solución sencilla, porque ya en el país se está produciendo el MTBE (metil-terbutil-éter), con el cual se sustituye el tetraetilo de plomo; pero no se vende en el nivel nacional sino para exportación. Esto indica que nosotros estamos elaborando el producto para mejorar la calidad de la vida de la gente de otros países, mas no la nuestra. La materia prima para hacer el MTBE es el gas natural.
Al convertir el gas en plásticos, son tantas las cosas que se fabrican que hoy resulta difícil pensar en la continuidad de la vida sin los plásticos. Todos los objetos moldeables, con los cuales se construyen tantas cuantas cosas se venden, son hechos con gas natural: las tuberías plásticas, las bolsas, envases y recipientes en general, el caucho sintético, los fertilizantes, como la urea y el amoníaco. En la industria petrolera, los deshidratadores (glicoles en sus varios tipos), las aminas o eliminadores de los componentes ácidos del gas son producidos por la industria petroquímica, a partir del gas natural.
Bien se puede decir que "Si en Venezuela hubiera gas, solamente gas y nada más que gas; pero lo supiéramos utilizar de manera eficiente, ya seríamos el mejor país del mundo".